Película documental española sobre Goya dirigida por Samuel Alarcón: Trailer El director
Samuel Alarcón comenta la película a propósito de su proyección en el 15 Festival de Cine Europeo de Sevilla, presentado en Filmoteca Española-Cine Doré el 31 octubre 2018: fotos y vídeo canal
RTVDoc (Servicio Documentación Multimedia. Facultad Ciencias de la Información. Universidad Complutense Madrid).
Busto de Goya en el Parque de San Isidro de Madrid
La historia de la muerte de Francisco de Goya y Lucientes. Fallecido durante su exilio francés en 1828, su cuerpo fue enterrado en el cementerio local de Burdeos. Nadie desde España, ni siquiera su familia, reclamó su cuerpo. Pasaron décadas hasta que el Cónsul español en Burdeos encontró por casualidad la tumba del artista convertida en ruina. Tras años de trámites, el cónsul acabó consiguiendo el permiso para exhumar el cadáver y poder trasladarlo a España de vuelta. Pero al abrir la lápida, la sorpresa de todos los presentes fue grande: la cabeza de Goya había desaparecido.
Crítica decine21.com
El madrileño Samuel Alarcón, autor del poco conocido documental La ciudad de los signos, en torno a las localizaciones de rodaje de Roberto Rossellini, aborda esta vez un singular misterio histórico protagonizado por el mismísimo Francisco de Goya. Fallecido el 16 de abril de 1828, el ilustre pintor fue enterrado poco después en el cementerio de La Chartreuse de Burdeos, ciudad en la que como es bien sabido había pasado sus últimos cuatro años de vida. Cuando en 1899 el cónsul español reclamó los restos, se procedió a la exhumación del cadáver, pero a éste le faltaba el cráneo, sin que hasta el momento se haya podido determinar claramente qué fue del mismo.
El realizador consigue crear intriga, con un tono muy próximo al thriller, mientras repasa las posibles pistas, datos y teorías que podrían explicar lo ocurrido. No se sabe muy bien hasta dónde llegan los datos objetivos, y cuándo se ha echado mano de la imaginación. Apunta a que la calavera podría haber caído en manos de Dionisio Fierros, autor del óleo “El cráneo de Goya”, pero uno de sus hijos se la habría llevado consigo cuando empezó a estudiar medicina…
A veces parece que la historia que cuenta es una excusa para hablar de la época, y criticar sutilmente algunos defectos de sus compatriotas, como haber causado por desavenencias políticas que el aragonés se exiliara, o la falta de interés por el cuerpo de uno de los más grandes genios que ha dado nuestro país, pues se tardaron décadas en reclamarlo. El relato esquiva la pedantería, logra resultar bastante claro y se sigue con interés, pese a que Alarcón sólo cuenta para ilustrarlo con cuadros, fotografías e imágenes modernas de las localizaciones, hasta el punto de que aparecen dos gatos paseando por el camposanto mientras se cuenta que algún ladrón pudo abrirse paso por la noche hasta su tumba.
Por contra, muchas veces no se sabe qué tiene que ver lo que sale en la pantalla con lo que se está contando, por ejemplo aparece una fiesta en una casa mientras se explica el entierro del maestro. También cabe mencionar que la narración de Féodor Atkine resulta un tanto monótona. Con una voz un poco más intensa y sentida, el film tendría mucha más fuerza.